6 de diciembre de 2013

Guía rápida sobre las grasas

Las grasas deberían ser una fuente de energía esencial en cualquier dieta. Por desgracia, las instituciones dietéticas nos llevan diciendo lo contrario durante décadas. 

La energía de nuestras células proviene de una molécula llamada adenosín trifosfato o ATP. Mientras que una molécula de glucosa produce 36 unidades ATP, una de grasa produce 48 unidades. Mientras que la energía de los carbohidratos produce un subidón  fuerte y poco duradero, la energía de las grasas puede durar hasta 6 o 7 horas.


Si limitásemos nuestra ingesta de carbohidratos a menos de 30 gramos al día y aumentásemos radicalmente nuestra ingesta de grasa, seguramente nos sentiríamos algo cansados y faltos de energía durante varios días. En estos días, nuestro cuerpo se estará adaptando a tomar su principal fuente de energía de las grasas y no de los carbohidratos. Tras pasar por ese duro proceso, pasaríamos a vivir una continua ventaja metabólica. Nuestra energía sería mayor, nos sentiríamos más ligeros, perderíamos peso manteniendo nuestro músculo y disfrutaríamos de una mayor claridad mental junto a un menor apetito. (Estudio)

Las grasas no producen colesterol. (Estudio) Las grasas no te provocarán un infarto ni te harán sufrir del corazón. Para quemar grasa, debes consumir grasa. Para no sufrir complicaciones, debes mantener buenos niveles de glucosa en sangre. Para mantener buenos niveles de glucosa en sangre, es esencial eliminar el exceso de carbohidratos de tu dieta.

Está claro que el consumo de grasas no hace que estas circulen por nuestra sangre obstruyendo nuestras venas y arterias, sino que, en la ausencia de carbohidratos, nuestro cuerpo las utiliza como fuente de energía y perfecciona hasta tal punto el mecanismo de oxidación de lípidos que los canales que riegan sangre a través de nuestro cuerpo se limpian. Muchas personas observan que sus niveles de colesterol, triglicéridos y presión arterial bajan en una dieta baja en hidratos de carbono. (Estudio) Frente a todo lo que nos han dicho en los últimos años, resulta irónico.

Sabemos que existen dos tipos de grasas en nuestra dieta, saturadas e insaturadas. Siempre se ha dicho que las saturadas son malas para la salud, pero lo cierto es que no hay ningún tipo de evidencia de que estas aumenten el riesgo cardiovascular. (Estudio) Por ello, en una dieta baja en hidratos de carbono se toma una gran cantidad de grasas saturadas sin ningún riesgo de salud.

Una forma rápida de tomar grasas sería consumir aceite de oliva (grasas insaturadas) o mantequilla de buena calidad (grasas saturadas), así como aceite de coco (grasas saturadas) y frutos secos (grasas insaturadas).

Es conveniente evitar las grasas trans. Estas grasas proceden del sobrecalentamiento e hidrogenización de diversas fuentes de origen vegetal, creando unas moléculas pesadas que traban el mecanismo de oxidación de grasas y tienden a almacenarse de forma directa como tejido adiposo. Las grasas trans deben ser evitadas en cualquier régimen alimenticio, y están presentes en el aceite de girasol, el aceite de palma, la margarina, productos con soja y otros alimentos derivados de la manipulación de fuentes vegetales. Comer grasas trans no produce ningún beneficio y, de hecho, es francamente perjudicial, pero no son una excusa para criticar la esencialidad del resto de grasas.


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