13 de diciembre de 2013

El Efecto 'Restaurante Chino', o por qué no debes comer hasta reventar si no quieres que tu glucosa se eleve

Hay muchos motivos por los que jamás deberías darte un atracón de comida en una sola sentada. El siguiente es probablemente el argumento más convincente para ello, y es un factor que casi nadie tiene en cuenta a la hora de determinar cuándo comemos por necesidad y cuándo lo hacemos por pura gula. Seas diabético o no, puede servirte.

Cuando controlamos nuestra glucosa en sangre con una dieta baja en carbohidratos, no podemos olvidar que aproximadamente un 30 o 40% de la proteína que ingerimos se convierte lentamente en glucosa, mientras que las grasas no suelen producen ningún aumento de la glucosa en sangre. Sin embargo, sí hay otro factor determinante a la hora de determinar cuánta insulina emitirá nuestro cuerpo (o cuánta debemos inyectarnos) para que nuestra glucosa en sangre no termine elevándose: el tamaño de la porción que ingerimos. 


Sabemos que, a la hora de acumular grasa, una parte de este proceso depende de nuestros niveles de insulina. Mayor resistencia a la insulina, mayor producción de ésta y mayor acumulación de grasa

Richard K. Bernstein, el precursor de la dieta baja en hidratos de carbono para el tratamiento de la diabetes, descubrió que una ingesta de cualquier alimento, sin importar cuál fuese su composición nutricional, siempre producía un ligero aumento de la glucosa en sangre una vez pasaba al estómago. Lo llamó el 'Efecto Restaurante Chino':


Algunos restaurantes chinos sirven comidas que contienen grandes porciones de alimentos con proteínas o carbohidratos que actúan elevando la glucosa muy lentamente [...] y que te hacen sentir lleno. 

La comida, después de pasar por el estómago, llega al intestino delgado, que cuenta con unas paredes muy estrechas que ''aprietan'' la comida digerida mientras pasa por estas. El intestino delgado cuenta con unas células que emiten señales al páncreas para que produzca insulina cuando la comida empieza a ser apretada en la parte superior del intestino, y cuanto mayor es la cantidad de comida ingerida, más fuerte es la acción del intestino a la hora de oprimir el alimento para su correcta digestión. 

Como el páncreas ha comenzado a producir insulina, el hígado necesita producir glucagón (en otras palabras, glucosa) para evitar una posible bajada de azúcar en sangre, y dar el impulso energético suficiente al intestino delgado para completar su proceso de compresión. En un diabético, el páncreas no produce insulina, pero el hígado no deja de producir glucosa. 


 La primera lección aquí es: no te hinches de comer. La segunda es: no hay tal cosa como una comida que puedas comer libremente. Cualquier comida sólida que puedas ingerir, subiría tu glucosa si eres diabético.

Y si no lo eres, incluso tragarte un trozo de cuero podría hacer que tu páncreas dispare un poco de insulina. Incluso si comes grasa pura (aceite de oliva o mantequilla sin añadidos) tu glucosa en sangre subiría. Tan sólo comer una porción muy muy pequeña o ingerir líquido no tendría ningún efecto (beber agua no va a aumentar tu glucosa en sangre, tranquilo/a).

¿Cuál es la conclusión final aquí?

Si una persona comiese hasta no poder más en cada comida, ocurriría lo siguiente:

Mayor esfuerzo del intestino delgado -> Mayor estímulo a las células del páncreas -> Mayor producción de insulina -> Mayor producción de glucagón ->  A medio y largo plazo, mayor resistencia a la insulina -> Acumulación de grasa -> aumento de peso indeseado, irritación estomacal, del colón, de los intestinos, etc. 

Soy diabético, y una de mis consideraciones a la hora de inyectarme insulina rápida es el tamaño de la porción que ingiero. Ser diabético es estresante, pero al menos algo bueno debe tener: sé en cada momento qué tal está mi resistencia a la insulina, y si es menester bajarla o subirla controlando qué como y cuándo.

De hecho, conozco diabéticos que comen bajo en carbohidratos, y en vez de contar la cantidad de proteína que ingieren, se guían exclusivamente por las cantidades que comen. Si ocasionalmente después de comer me quedo con la sensación de que estoy tan lleno que apenas puedo moverme, sé que debo pincharme alguna unidad extra para evitar la subida de glucosa. Sin embargo, también sé que si controlo mi apetito y paro de comer cuándo mi cuerpo me lo dice, mi glucosa en sangre será mucho más predecible y fácil de controlar, y mi resistencia a la insulina tenderá a ser baja siempre. 

1 comentario:

  1. Junto con los alimentos irritantes que venden en estos lugares pueden ser una terrible combinación para estomagos sensibles

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