11 de diciembre de 2013

Ajustar la insulina basal: una de las bases del éxito al tratar la diabetes

Si tuviera que enumerar por orden de importancia los errores más comunes que suelen cometer los pacientes diabéticos insulinodependientes a la hora de controlar su glucosa, el primero sería la dieta. Es obvio que en este blog tienes todas las herramientas para cambiar tu alimentación y lograr un control mucho más ajustado de tu glucosa en sangre, pero una vez que lo hemos conseguido, nos queda una de las grandes asignaturas pendientes para los diabéticos: ajustar la insulina basal, o lenta.

Llevo casi ocho años siendo diabético tipo 1, y no miento si digo que sólo he logrado ajustar mi insulina basal correctamente desde hace unos cinco meses. Las consecuencias para mí han sido claras: un control mucho más ajustado, menor variación -o ninguna- entre los niveles de glucosa antes y después de comidas y, lo que es aún mejor, la ausencia total de cualquier miedo a la hora de ajustar mi insulina rápida en función de lo que como.


Ahora bien, sé que arrastrar este fallo durante siete años de enfermedad no es del todo culpa mía. El origen está en la malísima calidad de los análogos de insulina de acción lenta disponibles en el mercado. Estas son Lantus y Levemir. El primero asegura tener una duración de entre 18 y 24 horas, mientras que Levemir asegura tenerla de entre 12 y 24 horas. Por desgracia, aunque existan ensayos clínicos que aseguran probarlo, ninguna de las dos afirmaciones es cierta.

El origen está en la dieta recomendada para diabéticos: alta en carbohidratos y baja en grasas. Sabemos que una dieta con grandes cantidades de carbohidratos requiere grandes cantidades de insulina para bajar la concentración de glucosa en sangre. 

Cuando usamos grandes cantidades de insulina inyectada por vía subcutánea, ocurre un fenómeno curioso: la insulina es capaz de durar muchas más horas, incluso días, de lo que el prospecto del medicamento nos cuenta. El Dr. Richard K. Bernstein descubrió que, a partir de las siete unidades, cualquier insulina (sea rápida, lenta, de acción intermedia o pertenezca a cualquier marca farmacéutica) tiende a actuar más rápido y permanecer en el cuerpo de forma activa durante más horas. De hecho, este médico recomienda partir la dosis si esta supera las siete unidades. Es decir, que si necesitas inyectarte catorce unidades, lo hagas poniéndote una inyección de siete, y seguidamente, otra de otras siete. 

De hecho, Bernstein cuenta como uno de sus colegas decidió hacer un pequeño experimento inyectando a un paciente 70 unidades de insulina rápida, poniéndole además una infusión intravenosa de glucosa para evitar la hipoglucemia. El paciente tuvo que estar conectado una semana para evitar una hipoglucemia grave. 

Tener una insulina basal ajustada te permitirá observar mínimos cambios en tu glucosa en sangre entre comidas, y te permitirá no tener sorpresas con esos molestos cambios en la resistencia a la insulina. Lo primero que debes saber es que la insulina basal no tiene nada ver con lo que ingieres durante el día, sino con tu peso y porcentaje de grasa corporal. De hecho, el número de unidades de rápida que te inyectes no tiene nada que ver con la cantidad de lenta que tomes en ningún caso. 

Muchos endocrinos chapados a la antigua dicen que, si después de almorzar tu glucosa está alta, tal hecho no debe suponer ningún problema mientras llegues con niveles aceptables a la cena (al menos cinco horas después del almuerzo). Para alguien que quiere mantener un control óptimo de su glucosa, esto debe ser signo de que la insulina lenta está demasiado alta, y si el hecho se repite la solución debería estar en subir la insulina rápida y bajar la lenta. 

Métetelo en la cabeza: la insulina lenta no es una herramienta para bajar tu glucosa en sangre, sino para mantenerla estable.

¿Cómo ajusto mi insulina basal?

Imagina que, por cualquier motivo, decides pasar 24 horas sin comer nada. No deberías tomar insulina rápida al no ingerir ningún alimento, pero tu hígado producirá glucagón para proporcionarte energía durante todo el día, y especialmente en las primeras horas de la mañana. Este último evento es conocido como el fenómeno del alba, y provoca que tengamos mayor resistencia a la insulina por las mañanas. Para evitar que tu glucosa en sangre suba durante el día, deberás tomar insulina lenta.

La cantidad de insulina lenta que tomes será la correcta cuando, sin ingerir ningún alimento ni realizar ninguna actividad física importante, tu nivel de glucosa se mantenga relativamente estable, esto es, sin subir o bajar más de 20-25 mg/dl. 

Si quieres ajustar tu insulina basal, el primer paso es asumir que tendrás que hacerlo en dos inyecciones al día, con una diferencia mínima de 11 o 12 horas entre cada una. Hacerlo no te proporcionará una peor calidad de vida ni te limitará más en lo social: una vez que observes que tu control de glucosa es mucho más ajustado, te sentirás más contento y verás que merece la pena. 

Esta necesidad se produce debido a los escasos tiempos de duración reales de los análogos de insulina lenta disponibles en el mercado, Lantus (duración real de 12-20 horas) y Levemir (duración real de 10-14 horas).

Ahora bien, si tengo que elegir ambas marcas, me decantaría por Levemir.  Aunque hablaré de ello en otros artículos, hay ciertos aspectos de Lantus -comprobados por mí mismo- que me han llevado a rechazar el uso de esta insulina. No obstante, su éxito habla por sí solo y ha ayudado a millones de personas a controlar mejor su glucosa, así que no rechazo su uso de plano. Sin embargo, sus efectos secundarios a largo plazo aún no han sido aclarados, y en mi propia experiencia he experimentado síntomas de depresión, hipoglucemia frecuente, fatiga y mayor aumento de peso, al igual que muchas otras personas. Pero si te va bien con Lantus, no dejes de usarla. 

Ajustar la insulina basal es fácil y no te llevará mucho tiempo. Si aún no tienes una dosis de la que partir, existen diversas fórmulas para calcularla. Hay quien dice que la dosis de insulina total debe estar compuesta en un 40-50% de la insulina basal y en un 50-60% de la insulina rápida. Puedes calcular tu dosis diaria de insulina aproximada con la siguiente fórmula:

0.55 X Peso en Kilogramos = Dosis diaria total de insulina

Luego, calculamos qué porcentaje debe corresponder a la insulina basal calculando su 50%. 

Dosis diaria total de insulina X 0.5 = Dosis diaria total de insulina basal

Este cálculo es solo una guía que se cumple en algunas personas. Yo, por ejemplo, necesito dosis totales mucho más altas de insulina lenta que de rápida. De cualquier manera, puedes partir de la cantidad que ya te inyectases con anterioridad y bajar o subir desde ahí.

Ahora, escoge una hora determinada para inyectarte tu insulina basal de la noche, con una diferencia de unas 4 o 5 horas desde la última comida. Por ejemplo, puedes realizar tu última comida a las 6 de la tarde e inyectarte la insulina lenta a las 10 u 11 de la noche. Recuerda que, como has partido tu dosis, deberás inyectarte la otra dosis doce horas después, a las 10 u 11 de la mañana del día siguiente. 

Ahora, analízate antes de acostarte, pon la alarma cada dos horas y realiza análisis periódicos durante toda la noche hasta la hora de levantarte. Si tu glucosa en sangre ha variado más de 20 mg/dl durante la noche, deberás ajustar la dosis hacia arriba o hacia abajo en función de si ha subido o ha bajado. La regla de oro es nunca subir o bajar más de 2 unidades de golpe. Hacerlo en mayor cantidad podría variar nuestra resistencia a la insulina  y mandar todo el proceso al traste. Una vez que llegues a un punto donde tus niveles varíen lo menos posible durante la noche, habrás logrado ajustar tu insulina basal para las últimas doce horas del día.

Ajustar la insulina basal durante el día puede ser un poco más complicado. Deberás hacer lo mismo que por la noche, pero entre el almuerzo y la cena. Escoge un día en el que almuerces pronto y ajusta muy bien tu dosis de insulina rápida para no ir más allá de 110 mg/dl tres horas después de la ingesta. Analizate cuatro, seis, ocho y diez horas después de la comida. Si tu glucosa en sangre ha variado más de 20 mg/dl respecto a la que tenías tres horas después de comer, te toca volver a ajustar. 

También puedes hacerlo de forma más segura saltándote el desayuno y el almuerzo y analizándote durante el día, pero es bastante más duro y sólo lo recomiendo en aquellos casos donde el método del almuerzo-cena fracase. Ten en cuenta que, como ya hemos dicho antes, la glucosa tiende a subir en las primeras horas de la mañana debido al fenómeno del alba. 

Después de este duro proceso habrás aprendido mucho sobre tu cuerpo y cómo tus necesidades de insulina pueden variar radicalmente durante el día. 

No olvides varias cosas: 
La insulina basal es difícil de ajustar y los cambios en esta requieren mucha adaptación, así que ten paciencia con tu cuerpo. 

- Gracias al correcto ajuste de la insulina basal, podrás corregir tus hiperglucemias con insulina rápida de forma mucho más efectiva y lograrás una dosis mucho más ajustada en las comidas.

- Las necesidades de insulina basal durante el día y la noche pueden variar mucho. Normalmente, los adultos de más de 22 años con una dieta baja en carbohidratos no necesitan más de 9 unidades de insulina lenta por la noche, y  pueden necesitar mucho más durante el día. Si después de meses sin lograr ajustar tu insulina basal crees que tus necesidades de insulina varían radicalmente en tramos horarios cortos, quizás seas un candidato óptimo a la bomba de insulina. Consulta con tu médico. 

1 comentario:

  1. al no tener conocimientos sobre Que es la resitencia a la insulina pues la semejamos auna compensacion, pues Esta “compensación” del organismo se logra sostener por un tiempo, pero llega un punto en el cual el páncreas se agota con lo cual

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