7 de diciembre de 2014

Anuncio: Unas disculpas y un cambio de nombre

A finales de 2013, creé Paleobéticos como un compendio de todo lo que había aprendido en mi camino hacia un mejor control de mi diabetes tipo 1. Tenía claro que la información bajo la cual la mayoría de enfermos de diabetes estaban conminados a cuidarse no sólo era errónea, sino que se trataba de un tortuoso camino que ya había conducido a muchos enfermos a una serie de complicaciones que desembocaban, por muy duro que suene, en una injusta muerte prematura. También tenía claro que la única solución a una situación tan dramática era una dieta baja en hidratos de carbono. Era algo tan tremendamente sencillo, y sin embargo tan continuamente ignorado.

Con recursos y conocimientos limitados, decidí ponerme manos a la obra. En aquel tiempo me sentía muy influido por el acercamiento nutricional evolutivo, es decir, el denominado popularmente como paleodieta, ya que me parecía la justificación más válida a un régimen alimenticio opuesto a lo establecido. No sabía manejar referencias científicas, ni dar cierto rigor a mis artículos. No sabía muchos de los mecanismos básicos de la nutrición humana, y ni mucho menos conocía qué criterios debía tomar para excluir ciertas afirmaciones y tomar otras. El único laboratorio certero a mi alcance era mi propia salud, y mi única referencia un libro de Richard K. Bernstein. Pensé que, en el probable caso de que abandonase la escritura periódica en el blog, toda esta información quedaría durante eones almacenada en la red, para que todo el que la necesitase pudiese ponerla en práctica y transmitirla. 

Si puedo resumir mi camino desde el día en que cree este blog hasta hoy en una sola frase, diría que la dieta baja en hidratos de carbono es cierta. La cetosis es cierta. La afirmación de que la dieta cetogénica debería ser el acercamiento primario al tratamiento de la diabetes es cierta. Y sin embargo, todo lo que veo a mi alrededor es francamente desalentador. Después de un tiempo convulso, en el que me he mudado de ciudad, he comenzado a estudiar una carrera universitaria y he madurado en muchos sentidos, he sentido la necesidad de intentar seguir siendo un recurso útil en mitad del desierto de desinformación. 

He declarado que pienso que la cetosis es cierta, pero también en este tiempo me han surgido dudas importantes respecto a una de las bases fundacionales de este blog: la paleodieta. No es que piense que la paleodieta no sea cierta, pero sí que tengo tres objeciones importantes sobre esta. La primera es que la paleodieta es un concepto poco relevante para el objetivo de este blog. El segundo, que a pesar de contener un gran acierto en muchas de sus formulaciones, pienso que no cuenta con un nivel de certeza igual al de la dieta baja en hidratos de carbono, en general.

El tercero es una cuestión de estrategia general a la hora de formular todas estas ideas, con el objetivo de llegar a un público formado por enfermos de diabetes, obesidad y otras patologías dispuestos a escuchar enfoques innovadores. La investigación sobre la dieta baja en hidratos de carbono crece a un nivel de aproximadamente cuarenta nuevos estudios al año, por lo que su efectividad en el control de muchas enfermedades, y especialmente en diabetes y sobrepeso, está ampliamente comprobada. Sin embargo, no veo necesario añadir a ello conceptos tan intrincados como los propuestos por la nutrición evolutiva. Está claro que una dieta baja en hidratos de carbono es mucho más cercana a nuestra naturaleza evolutiva que una dieta con alta presencia de azúcares, pero es preferible fundar la base de este blog en la utilidad de la restricción de carbohidratos que en el carácter ancestral de su uso. 

Por supuesto, eso no significa que deje de pensar que la nutrición propia del hombre paleolítico es francamente más sana que la de cualquier persona media en un país desarrollado en el siglo XXI. Pero tal hecho, para un enfermo de diabetes en una situación desesperada, es anecdótico, mientras que para el autor de este blog, proceder a una justificación viable de ello resulta un trabajo titánico. 

Ahora, pasemos a la parte práctica. ¿Qué ha cambiado? Lo primero es el nombre. Paleobéticos pasa a ser Ketobéticos. El mismo blog, con un enfoque más específico. Lo segundo, que todos los artículos han sido revisados. Se han corregido errores evidentes de redacción, se han aportado más referencias, se han quitado algunas cosas y se han añadido otras. Las secciones de iniciación se han simplificado y se han hecho más accesibles. Finalmente, el blog ha tomado un aspecto mucho más humilde, con un diseño más acogedor. En todo este tiempo he aprendido a investigar por mí mismo con mayor rigor y espíritu científico, y ahora pretendo que mi trabajo aquí lo refleje. 

Una vez justificados todos estos cambios, me toca pedir disculpas. Mi activa filiación a los principios de la dieta cetogénica me hicieron dejar de lado el enfoque paleolítico, lo que hizo que continuar el trabajo sobre la base de este blog me produjese cierta pereza. Pensé en continuar contestando dudas y e-mails, pero los cambios en mi vida personal me llevaron a dejar de hacerlo. Por lo tanto, quiero dejar claro que mi principal labor con este blog es cambiar la vida de las personas, y que por ello mi prioridad es contestar a todas las dudas y problemas que puedan encontrar respuesta en mí. Prefiero contestar individualmente a alguien que lo necesite, que escribir una entrada. 

Respecto al blog en sí, no puedo asegurar con qué frecuencia pretendo actualizarlo. Sí hay una cosa clara, es que toda la información básica aquí presente está disponible para todo el que la necesite, así que me doy con un canto en los dientes. Paleobéticos tuvo casi 2.000 visitas el mes pasado, así que os agradezco de toda corazón el apoyo que este blog ha recibido a pesar de todos las deficiencias con las que cuenta y ha contado en el pasado. ¡Muchas gracias!

Un saludo,
Eloy García. 

PD: A partir de ahora, podéis contactarme en mi nueva dirección de email: eloygr95@gmail.com 

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